
Atlético Tucumán se fundó en una casona de Rivadavia al 100, a la vuelta de plaza Independencia, pleno centro de la ciudad, en una reunión aquel 27 de setiembre de 1902, que congregó, entre otros, a José Fierro, Angenor Albornoz, profesores de la Escuela Normal, mister Percy Hill, tal vez el más entusiasta difusor de ese deporte gringo que a poco adoptaron los criollos llamándolo “fulbo”. De origen patricio, el club decano reunió a los chicos que ya lo jugaban en el patio de la Escuela. A poco andar, organizó un partido amistoso contra un combinado salteño el 9 de julio de 1903 y allí oficializó camiseta: la primera celeste y blanca a franjas verticales que hubo en el país.
En 1922 construyó el primer estadio de cemento del Norte: el Grand Stadium, para 5000 personas, y en 1925 ya había dado su primer futbolista a la Selección Nacional: Donato Penella, que luego brilló en Boca. Juan Armando Benavidez, el maestro Villalba, Hugo Ginel, Antonio Graneros fueron otros grandes en las épocas de color sepia, nunca televisados. Y su complejo deportivo “José César Salmoiraghi” fue el primero de la región.
Entre 1957 y 1964 el único club argentino –hasta hoy- en ganar su Liga por ocho temporadas consecutivas, coronado con el Campeonato Nacional de Clubes Campeones de 1960 del que salieron Martín Canseco, el “tanque” Muñoz, y quien tal vez fue su mayor figura: José Rafael Albretch, que pasó de jugar en los potreros tucumanos a Wembley en 1966 y al que los hinchas de San Lorenzo todavía aclaman.
Los viejos nacionales tuvieron en Atlético a un gran animador entre 1973 y 1985, llegó dos veces a las instancias finales en equipos deslumbrantes donde lucían “pepe” Solórzano, “Lito” Espeche, el Kila Castro y Ricardo Villa; sí, “Dios” también jugó en Atlético.
Su llegada definitiva a los torneos de primera de AFA la logró en 2015 y desde entonces mantiene su prestigio, que alcanzó niveles internacionales en las Copas Libertadores y Sudamericanas de 2017 a 2019, llegando a estar entre los ocho mejores equipos del continente.
El presente tiene en estado de gracia a su fiel hinchada: fue puntero en 13 de las 21 fechas de la Liga Profesional, a la que entró de “punto” y ahora puede dar el gran salto, que sería inédito en un equipo del interior profundo y no directamente afiliado. Si el Decano sale campeón, la fiesta será nunca antes vista. Ni en los sueños de aquellos gloriosos pioneros.